Las víctimas que los medios ignoraron: la explosión de la planta de fertilizantes de West, Texas
Amy Goodman
La
Maratón de Boston y sus repercusiones han acaparado la atención de los medios
de Estados Unidos. Sin embargo, otra serie de explosiones ocurridas dos días
más tarde, y en las que el número de víctimas mortales fue cuatro veces mayor,
tuvo mucho menos cobertura mediática.
Fue el peor accidente industrial en años, aunque llamarlo accidente no tiene en
cuenta que era evitable y que posiblemente se trate de un acto negligente, como
suele suceder en muchos lugares de trabajo peligrosos.
La
primera llamada al 911 llegó a las 7:29 de la tarde del miércoles 17 de
abril. Una mujer que se encontraba en una plaza de juegos vio un incendio del
otro lado de las vías del tren, en las instalaciones de la empresa West
Fertilizer Co., en la pequeña localidad de West, Texas, cerca de Waco. Acto
seguido, el departamento local de bomberos voluntarios se movilizó. Menos de 25 minutos más tarde, una enorme explosión
sacudió la planta y causó ondas de choque, escombros y fuego en toda la
localidad de West, provocando la muerte de 15
personas, entre ellas un médico del servicio de emergencias, ocho bomberos
voluntarios y un jefe de bomberos de Dallas que estaba visitando a sus hijos y
se sumó al esfuerzo de los bomberos.
El
sistema de radio de emergencias recibió la siguiente llamada: “Necesitamos
todas las ambulancias posibles en este momento. Acaba de explotar una bomba
aquí dentro. La situación es muy grave. Muchos bomberos están en el suelo”.
Mujer:
“Hay bomberos caídos. Reitero, hubo una explosión. Hay bomberos caídos”.
A
esta siguió otra llamada, en la que se sentían quejas en el fondo: “La
residencia de ancianos ha sufrido daños graves. Hay muchas personas inconscientes.
Por favor, envíen ayuda”.
Se
formó una nube en forma de hongo en el cielo. La explosión fue de una magnitud
de 2,1 en la escala de Richter,
equivalente a un pequeño terremoto. Las llamadas al 911 no dejaban de llegar. La gente denunciaba que había estallado
una bomba, que muchos estaban heridos y otros envueltos en una nube tóxica.
Entre 60 y 80 casas fueron sacudidas
por la explosión.
Una
semana más tarde, con el incendio extinguido y la mayoría de los funerales ya
realizados, hay importantes preguntas que permanecen sin respuesta. Un equipo
de unas 70 personas está
investigando la fuente de la explosión. Reuters informó el sábado que la planta
albergaba 2.700 toneladas de nitrato
de amonio, es decir 1.350 veces la
cantidad mínima por la que una planta está obligada a informar al Departamento
de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) acerca de sus reservas.
El nitrato de amonio es un fertilizante utilizado en la agricultura industrial
a nivel mundial y es estable cuando se lo almacena en forma adecuada. Es muy
inflamable si entra en contacto con el fuego, especialmente cuando se mezcla
con combustible, como lo demostró Timothy
McVeigh, autor del atentado de 1995
contra el edificio federal Murrah en
Oklahoma City. La empresa West Fertilizer
Co. nunca informó al Departamento de Seguridad Nacional acerca de sus
niveles de almacenamiento de nitrato de amonio.
Este
requisito se fundó en la preocupación de que posibles terroristas roben nitrato
de amonio. Hay otros organismos federales y estatales que están a cargo de
controlar las plantas de fertilizantes, las instalaciones de almacenamiento de
productos químicos y los lugares de trabajo en general. Sin embargo, la Administración de Seguridad y Salud en el
Trabajo (OSHA, por sus siglas en
inglés) inspeccionó las instalaciones de West
Fertilizer Co. por última vez en 1985.
Un informe de una inspección presentado en junio de 2011 a la Agencia de
Protección Ambiental enumeraba el almacenamiento de 24.000 kg. de amoníaco anhidro, un fertilizante diferente, pero se
afirmaba que no presentaba ningún riesgo grave.
La
explosión de la planta de West Fertilizer sucedió apenas un día
después del 66° aniversario del
llamado “desastre de la ciudad de Texas”, considerado como el peor accidente
industrial en la historia de Estados
Unidos. Dos mil trescientas toneladas de nitrato de amonio destinado a Francia como parte del Plan Marshall para la reconstrucción y
ayuda de Europa se prendieron fuego a bordo del buque SS Grandcamp. La explosión que ocurrió a continuación dejó un saldo
de al menos 581 muertos y 5.000 heridos, y destruyó 500 hogares. Cabría pensar que Texas es
sensible a los riesgos potenciales de este peligroso químico. Sin embargo, el
gobernador Rick Perry le dijo a Associated Press: “[La población], a
través de la elección de sus representantes, envió un claro mensaje de
conformidad con el nivel de supervisión”. Recientemente, Perry elogió las normas ambientales de Texas, extremadamente laxas, en su intento de atraer a empresas de
estados como California e Illinois a instalarse allí.
El
28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el
Trabajo y se celebra la Jornada
Internacional de Conmemoración de los Trabajadores Fallecidos y Lesionados. En
Estados Unidos, en honor a las 4.500
personas que mueren cada año en el país en su lugar de trabajo. En promedio,
trece trabajadores van a trabajar cada día y nunca regresan. Tom O’Connor, director ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad y Salud en el
Trabajo, sostuvo: “mientras las empresas critican las normas y priorizan
las ganancias por encima de la seguridad, los trabajadores son los que pagan el
precio”.
En
la explosión en West, Texas,
murieron trabajadores, socorristas, jubilados y vecinos. Muchas personas mueren
o resultan heridas a diario en Estados
Unidos debido a que los lugares de trabajo no cumplen con las normas de
seguridad, pero esto parece tolerarse como el precio que hay que pagar para
desarrollar una actividad comercial. El gobernador Perry declaró a West
área de desastre y pidió que se rezara por las víctimas. Eso no es suficiente.
Como dijo la legendaria sindicalista Mary
“Mother” Jones: “Recen por los muertos y luchen a muerte por los vivos”.
Texto
en inglés traducido por Mercedes Camps.
Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Tomado
de
el 26.04.2013