Cuando
mi padre era mi maestro de cuarto grado, me consta que revisaba mi
prueba una y tres veces, con mayor rigor que las otras. Yo a veces
reclamaba justicia, tratamiento igual, pero no, mi padre era más
duro conmigo. Así tenía que ser.
Fue
una gran enseñanza para mí y mis hermanos. Me dijo: “Cuando tú
no saques 20 considérate raspa’o”. Y una de las motivaciones
que uno tenía, el fin de semana, el sábado, era ir a ver “Tin
Tan”, “Chucho, El Roto”, “El Águila Negra”, todas esas
películas de aquellos años en el único cine que había por todos
esos pueblos, el Cine Bolívar de Sabaneta, que costaba un real. Mi
papá nos llevaba, pero cuando yo no sacaba veinte, no iba al cine.
No olvido que me perdí la película “Neutrón”, porque no saqué
20 en un examen, no sé cuál.
Lloré
mucho, mi abuela me consolaba: “¡Ay, Huguito!”.
Se
extrae de la compilación realizada por Orlando Aramás León y
Jorge Legañoa Alonso.
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